Rebelión a bordo (o Disidencia en la Red): Llegan los hacktivistas.
Por: Laura G. De Rivera.
La mercantilización de Internet y los abusos de poder están en la diana de los hacktivistas. La Red deja de ser sólo un medio de comunicación para convertirse en el campo y objetivo mismo de la contienda. Sus acciones reúnen a personas de todo el mundo a través de Internet. “Las redes ayudan a construir redes. Esto sucede rápidamente a través del correo electrónico, que es nuestro método principal de trabajoâ€. Asà lo afirma Ricardo DomÃnguez, fundador del movimiento de Desobediencia Civil Electrónica y uno de los primeros hacktivistas de la historia, que saltó a Internet al calor del zapatismo digital a comienzos de 1998. “Con la nueva tecnologÃa de redes colectivas, los militares y los estados no serán las únicas comunidades capaces de acceder a la distribución de la información. Los civiles también podránâ€, añade.
Para muchos, el hacktivismo es una forma de delincuencia encubierta que amenza el orden establecido. Para otros, se trata más bien de trasladar los medios de acción polÃtica desde la calle a Internet. Entre los primeros están, cómo no, el gobierno de EE UU, que tras el 11 de septiembre se sintió con más derecho a extremar las restricciones en la privacidad de las comunicaciones en el ciberespacio. Ya lo hacÃa antes con la sofisticada maquinaria de vigilancia absoluta Echelon que tiene capacidad para espiar todas nuestros comunicaciones comunicaciones electrónicas, estemos o no bajo su jurisdicción legal.
Para acercar a la calle esta compleja tecnologÃa de vigilancia, la compañÃa subversiva Tecnologies To The People- TTTP lanzó su programa Cyberpatrol, un sistema que espÃa canales de comunicación entre hackers. Un juego de “interferencia ilegal entre gente que hace uso ilegal de las comunicacionesâ€. Por otra parte, para quien quiera comprobar lo que se siente siendo hacker, su programa Phoney permite acceder a bases de datos on-line. Otro de los trabajos más corrosivos de TTTP es street access machine, un procesador de bolsillo con acceso a Internet que permite a los mendigos cobrar sus limosnas a través de tarjeta de crédito. “Desde cualquier dispositivo en cualquier lugarâ€, como rezaban los eslóganes de Microsoft.
Autodidactas e idealistas convencidos, los hacktivistas rompen con el mito del hacker solitario. Están bien organizados y en estrecho contacto. Uno de sus mecenas es RTMark, grupo activista anticorporativo que canaliza fondos para sabotajes on-line. Entre ellos, las manifestaciones virtuales de Ricado DomÃnguez. Dirigidas contra diversos foros económicos mundiales, sus acciones tumban por saturación los servidores elegidos como blanco.
El derecho a la migración es otra de sus reivindicaciones. Hace dos años, el “anartivista†inglés Heath Bunting llevó a Europa del Este su programa Identity Swap Database, que proporciona identidades falsas para entrar en la UE, con la ayuda de donantes de identidades reales a través de la Red. Más reciente, Border Xing Guide es una peculiar guÃa turÃstica on-line donde Bunting explica cómo cruzar las fronteras que “protegen†la UE, con detalles sobre equipo recomendado, duración de la “excursión  Según nos explicaba uno de sus colegas, Bunting “no tiene casa, se pasa la vida viajando, ni siquiera carga con una portatil, lo hace todo desde ordenadores públicos o prestados, viaja sólo con cuatro cosas encimaâ€. Una de ellas, su pequeña navaja multiusos de porcelana no detectable por los controles electrónicos de los aeropuertos, fue la excusa del gobierno británico para deternerlo hace unos meses y retirarle su pasaporte.
Enlaces subversivos:
– Desobediencia Civil Electrónica. www.thing.net/~rdom
– Technologies to the People. www.irational.org/tttp
– Identity Swap Database. www.teleportacia.org/swap/
– El mito contraterrorista.www.theatlantic.com/issues/2001/07/gerecht.html
4 PERSONAJES DEL HACKTIVISMO
“Dejemos que los dos monstruos, imperio y terrorismo, se maten entre ellosâ€.
Ricardo DomÃnguez. Las Vegas, 1959. Padre de la Desobediencia Civil Electrónica y el zapatismo on-line.
9-9-98, Linz. Ricardo DomÃnguez recibe una llamada en su habitación de hotel. “Sabemos quién eres. Sabemos dónde está tu familia. No hagas tu demostración. Esto no es un juegoâ€. No bastó para detener la protesta virtual de su grupo Electronic Disturbance Theatre, programada contra los servidores del Pentágono, Zedillo (último dinosaurio del PRI en México, bajo cuyo gobierno explotó la guerrilla zapatista) y la Bolsa de frankfurt . Una acción conjunta en la que participaron miles de personas desde sus ordenadores en todo el mundo. El Pentágono contraatacó con una bomba informática que causaba serios problemas en el disco duro de los manifestantes, rompiendo asà una figura legal que en EE UU prohibe usar sistemas militares contra comunidades locales de civiles. Sin embargo, no existe ninguna ley que señale como delito las manifestaciones virtuales.
Sus primeras acciones de Desobediencia Civil Electrónica saltaron a la Red tras la matanza de Acteal (Chiapas, 1997), con FloodNet, el primer software inventado para hacer manifestaciones virtuales. Entonces, Ricardo DomÃnguez se convirtió en abanderado del zapatismo on-line y en “uno de los primeros ciberterroristas de la historiaâ€, según un libro publicado por la agencia de información de EE UU. “No trabajamos en secreto y no empleamos la violencia, ni contra la carne humana ni para destruir datos. El ciberterrorismo es un invento de los gobiernos y de Hollywoodâ€, disiente este chicano afincado en Nueva York.
En la actualidad, apoya los movimientos antiglobalización contra los grandes foros económicos. “Nos proponemos abandonar el tópico del hacker solitario, es necesaria una nueva forma de protesta polÃtica colectivaâ€. Sin olvidar jamás el zapatismo: boicotear un plan de carreteras que destruirÃa la selva Lacandona está ya en su punto de mira.
“¿Quién vigila a quién?â€
Daniel G. Andújar. Alicante, 1966. Director de Seguridad Estratégica de Technologies To The People.
En 2000, su exposición “la sociedad informacional†fue acusada de “apologÃa del terrorismo†por crÃticos y medios de comunicación. En unas pantallas gigantes en las salas del Museo Universitario de Alicante, desplegaba instrucciones explÃcitas, encontradas en la Red, para fabricar explosivos, propagar virus informáticos, liberar teléfonos móviles… “La información en sà no es conflictiva, depende de cómo se empleeâ€, señala Daniel Andújar, fundador en 1996 de la primera compañÃa virtual subversiva en España, Technologies To The People-TTTP.
Su objetivo, desenmascarar las estrategias de control y vigilancia por parte de gobiernos y el poder económico. “Bush es el presidente del mundo. A todos los paÃses llegan los vientos de EE UU, sus restricciones en el uso de las comunicaciones nos repercuten inmediatamenteâ€. Con programas de espionaje de acceso público en su página web, como Phoney (para espiar grandes bases de datos, como las de Telefónica) y Cyberpatrol (para espiar a los propios hackers), le da la vuelta al espejo. “¿Quien vigila a quién?â€, se pregunta.
â€La Red se ha convertido en teatro de operaciones para la acumulación de capital y el ejercicio de controlâ€. Andújar no piensa quedarse de brazos cruzados. “Creo en aplicar las tecnologÃas de la globalización (como Internet) a lo localâ€. Es lo que ha hecho con su portal e-Valencia, que trae de cabeza a la SecretarÃa de Promoción Cultural valenciana. La polémica estaba servida cuando esta página comenzó a sacar a la luz situaciones irregulares en la polÃtica cultural valenciana, dando voz a los cuidadanos para hablen de forma anónima. “Internet es como la calle, los que lo quieren limitar alegan que es un espacio privado, pero no es asÃ, la Red es de todosâ€.
“Los hacktivistas son los graffiteros tecnoácidosâ€.
Antonio Cerveira Pinto. Macao, 1952. Artivista. Está trabajando en crear una República Electrónica Universal.
Desde su base en Lisboa, maquina cómo crear una República Digital universal, su más reciente y ambicioso proyecto. Para ello, Cerveira cree en las “tácticas legales e ilegales no violentas para forzar al Dinero y al Poder a que acepten un mundo más justo y racionalâ€. El graffiti, “una rara forma de expresión autónoma que escapa a la voracidad del imperioâ€, es una de estas maneras. En su página web nos sumerge en un mundo de pintadas digitales llegadas desde EE UU, Francia, Croacia, RumanÃa… “Las comunidades de graffiteros de todo el mundo están muy activas en Internetâ€. También recoge enlaces para aprender a hackear sistemas, algo que “deberÃa fundarse en razones de justicia socialâ€, apunta. “Cambiar la página web de entrada de un banco para protestar porque ese banco está abusando de su poder de alguna manera, no me parece mal. Es una pequeña ilegalidad, nada comparado con las irregularidades de las que posiblemente sea culpable ese banco. No hay que dramatizar con las pequeñas ilegalidades que algunos hacen en la red, son más bien como cuando aparcamos en doble fila en la calleâ€. Además, no son sólo los hackers. Las compañÃas comerciales on-line también rozan la ilegalidad cuando rastrean nuestros datos sin nuestra autorización para formarse un perfil de sus compradores.
“El graffiti es otra forma de estar en la calle, igual que el hacktivismo es otra forma de estar en Internet. Ambas se manifiestan fuera del sistema en un espacio púbicoâ€.
“Para cambiar las reglas del juego hay que engañar a la industriaâ€.
Luigi Pagliarini. Italia, 1963. Profesor de IngenierÃa Electrónica en la Escuela de Bellas Artes de Roma.
Tras las conferencias que los reunieron en Valencia (24 abril, Caja de Ahorros del mediterráneo), el eterno manifestante on-line Ricardo DomÃnguez quiso llegar a un acuerdo con Paglirini. Su idea era construir robots- lego que vayan a las protestas callejeras en el lugar de las personas con unos altavoces para gritar lo que nosotros queramos, o que se especialicen en hacer graffitis. O pequeños artefactos voladores para tapar o redireccionar cámaras de vigilancia en lugares estratégicos. “Creo que no hay ninguna legislación contra robots manifestantes, asà a nosotros no nos meterÃan en la cárcelâ€, observa el profesor italiano.
Pagliarini es una especie de Leonardo Da Vinci del nuevo milenio, psicólogo, artista, experto en robótica e inteligencia artificial… “No me gusta hablar de polÃtica, pero no hay cosa más polÃtica que contar cómo funciona la tecnologÃa, difundir el conocimiento de cómo emplearlaâ€. Es lo que hace en sus clases, donde enseña a construir seres artificiales más o menos inteligentes.
“Considero Internet como una obra de arte que, como la vida, evoluciona constantementeâ€. Su último proyecto, Globalization, simula en la Red un mundo poblado por criaturas digitales que se comportan como seres humanos en sociedad. Existen seres de diferentes colores, que se van modificando al adoptar el color y sonido de otro ser digital más fuerte que logró “convencerlosâ€. Pagliarini experimenta cambiando las reglas de influencia entre estos seres digitales. “Si hay mucha influencia ocurre como con los mercados muy permeables en la realidad, al final las minorÃas o los más débiles desaparecen y el color se homogeneiza en la pantallaâ€.