Rebelión a bordo (o Disidencia en la Red): Llegan los hacktivistas.
Por: Laura G. De Rivera.
La mercantilización de Internet y los abusos de poder están en la diana de los hacktivistas. La Red deja de ser sólo un medio de comunicación para convertirse en el campo y objetivo mismo de la contienda. Sus acciones reúnen a personas de todo el mundo a través de Internet. “Las redes ayudan a construir redes. Esto sucede rápidamente a través del correo electrónico, que es nuestro método principal de trabajo”. Así lo afirma Ricardo Domínguez, fundador del movimiento de Desobediencia Civil Electrónica y uno de los primeros hacktivistas de la historia, que saltó a Internet al calor del zapatismo digital a comienzos de 1998. “Con la nueva tecnología de redes colectivas, los militares y los estados no serán las únicas comunidades capaces de acceder a la distribución de la información. Los civiles también podrán”, añade.
Para muchos, el hacktivismo es una forma de delincuencia encubierta que amenza el orden establecido. Para otros, se trata más bien de trasladar los medios de acción política desde la calle a Internet. Entre los primeros están, cómo no, el gobierno de EE UU, que tras el 11 de septiembre se sintió con más derecho a extremar las restricciones en la privacidad de las comunicaciones en el ciberespacio. Ya lo hacía antes con la sofisticada maquinaria de vigilancia absoluta Echelon que tiene capacidad para espiar todas nuestros comunicaciones comunicaciones electrónicas, estemos o no bajo su jurisdicción legal.
Libertad versus seguridad
por Daniel G Andújar Internet está ineludiblemente ligada a los procesos de cambio estructural y de transformación fundamental de nuestra sociedad que, sin duda, está modificando nuestra forma de pensar, consumir, producir, comerciar y, en definitiva, modificando cada una de la actividades que emprendemos. Nuestros miedos y deseos se proyectan de manera extraordinaria sobre Internet, convirtiéndose en un mítico espacio donde algunos ven reflejarse el futuro de nuestra sociedad. Pocos son conscientes de sus verdaderas capacidades y, sobre todo, de la extraordinaria lucha abierta para que estas capacidades continúen siendo explotadas desde el espacio público. Esto, unido a la controversia entorno a los nuevos límites a la libertad, es sin duda uno de los debates centrales de nuestro tiempo. Los Estados sienten que por medio de Internet se les escapa el control de la ciudadanía. Por otro lado, las grandes corporaciones ven necesario un control más efectivo para desarrollar planes como el del comercio electrónico. En nombre de la seguridad, los Estados diseñan estrategias de control que limitan la libertad de los ciudadanos e invaden derechos individuales fundamentales, como el derecho a la privacidad. El derecho a la privacidad es un derecho básico necesario para la persona, esto, es algo bastante comprensible; es el derecho a que le dejen a uno sólo con sus cosas; es lo que le salvaguarda de ataques contra su intimidad por parte de gobiernos, corporaciones o vecinos cotillas. La seguridad debe de encontrar sus límites precisamente en la inviolabilidad de este y otros derechos civiles. ¿Por qué entonces hay gobiernos empeñados en traspasar esos límites y en restringir nuestros derechos?
Libertad versus seguridad
Daniel G Andújar (Publicado en Securitas Joan Fontcuberta, Gustavo Gili, Barcelona 2001) Internet está ineludiblemente ligada a los procesos de cambio estructural y de transformación fundamental de nuestra sociedad que, sin duda, está modificando nuestra forma de pensar, consumir, producir, comerciar y, en definitiva, modificando cada una de la actividades que emprendemos. Nuestros miedos y deseos se proyectan de manera extraordinaria sobre Internet, convirtiéndose en un mítico espacio donde algunos ven reflejarse el futuro de nuestra sociedad. Pocos son conscientes de sus verdaderas capacidades y, sobre todo, de la extraordinaria lucha abierta para que estas capacidades continúen siendo explotadas desde el espacio público. Esto, unido a la controversia entorno a los nuevos límites a la libertad, es sin duda uno de los debates centrales de nuestro tiempo. Los Estados sienten que por medio de Internet se les escapa el control de la ciudadanía. Por otro lado, las grandes corporaciones ven necesario un control más efectivo para desarrollar planes como el del comercio electrónico. En nombre de la seguridad, los Estados diseñan estrategias de control que limitan la libertad de los ciudadanos e invaden derechos individuales fundamentales, como el derecho a la privacidad.