Una exposición en Barcelona desarrolla las ideas de la sociedad poscapitalista a través de instalaciones, documentos y una página web.
ÁNGELA MOLINA
BABELIA – 01-07-2006
Escondida en algún rincón del Palau de la Virreina ronda una exposición ideal, abortada en su sueño, más intensa y compleja, sin la ansiedad paralizante del palimpsesto global y la cosmética virtual. En Postcapital hay una anulación del deseo, un miedo a la imaginación; la demostración del cansancio político presente y la desmoralización de la colectividad pospolítica en el futuro, en un mundo colonizado y anulado por el consumo. Esta, por así llamar, exposición, convierte en aseveración categórica el ya célebre reproche de Frederic Jameson (Las semillas del tiempo) a los intelectualizados jinetes del “final de la historia”, a saber, que “hoy en día nos resulta más fácil imaginar el total deterioro de la tierra y de la naturaleza que el derrumbe del capitalismo; puede que esto se deba a alguna debilidad de nuestra imaginación”.
Postcapital presenta un conjunto de piezas escultóricas y videográficas relacionadas con conceptos como ideologías, guerra, mercados, religión, y documentos (textos, audio, imágenes) procedentes de Wikipedia, además de una página web (www.postcapital.org) dedicada a distribuir información sobre partidos políticos, organizaciones y grupos nacidos de las corrientes sociales de la izquierda. No está del todo claro adónde nos quiere llevar toda esa imaginería, casi heráldica, nacida en la sociedad posmoderna, en la que los conceptos de “productor” y “producción” han dejado paso a los de “consumidor” y “consumo”, a no ser que el visitante quiera abandonar como algo abstracto el problema (falso) del capitalismo, para abordarlo en su contexto, o por sus méritos. Carlos Garaicoa se ha encargado de la parte, digamos, artística, con siete instalaciones relacionadas con la ciudad “delirante”, espacios descentrados, arrogantes y globales de la era turística; Daniel García-Andújar ha diseñado y hecho visible la lógi(isti)ca poscapitalista; e Iván de la Nuez ha actuado como administrador, formalizador e ideólogo.
Ahora bien, ¿cuáles son las perspectivas del futuro que ofrece Postcapital? ¿Cuáles sus antinomias? Es como si una ilusión de estupor acompañara a esta idea de cambio veloz que la sociedad vive después del derribo del muro. Hubiera sido necesario que, además del análisis, Postcapital diera las claves de por qué los estratos más excelentes de la sociedad actual han encontrado útil esta situación ética y estética. Serviría para algo más que mostrar una didascalia de los hechos y nos enfrentaría con la posibilidad de acción y emancipación de un sistema en permanente crisis, omniabarcante, que sólo está empezando, pero sin posibilidad de expandirse más. Sin tiempo, ni historia.
POSTCAPITAL Política, ciudad, dinero
Palau de la Virreina
La Rambla. Barcelona
Hasta el 25 de septiembre
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