Los galeristas aseguran estar cerrando en esta edición de Arco tratos casi, casi como los de los buenos tiempos de bonanza económica
TERESA SESÉ
Madrid, VIERNES, 18 FEBRERO 2011 LA VANGUARDIA
La fotografía, en blanco y negro, muestra una estampa familiar de los barones Thyssen sosteniendo con sus propias manos cuadros de su imponente colección de pintura. A uno y otro lado, dos imágenes históricas documentan el expolio nazi de obras de arte poseídas por los judíos. La asociación que proponen Rogelio López Cuenca y Daniel G. Andújar no tiene nada de inocente (existe una demanda contra la Fundación Thyssen-Bornemisza por un cuadro de Pisarro). Pero ¿llegaría a verla Carmen Cervera en su paseo, el miércoles, por Arco? La pieza se encuentra en el exterior del stand de la galería Palma Dotze, de Vilafranca del Penedès, y forma parte de The art of seduction, un proyecto que reflexiona sobre el arte y sus estereotipos, sobre su papel en la sociedad, y que aquí, en medio del frenesí ferial –los galeristas aseguran estar cerrando tratos casi, casi como en los buenos tiempos–, resulta un buen revulsivo.
The art of seduction, creado especialmente para Arco 40 (espacio reservado para galerías que proponen un máximo de tres artistas), reflexiona sobre los tópicos que rodean el oficio del artista, “que hoy sigue siendo visto como un genio, un atormentado o un loco”, apunta Daniel G. Andújar, uno de los artistas que participó en el pabellón catalán en la última Bienal de Venecia. La instalación consta de un vídeo realizado a partir de material bajado de internet (anuncios, programas de TV en el que aparecen chistosos vestidos de catetos disertando sobre arte o elefantes pintando flores con la trompa, y películas, como el impagable duelo al estilo western entre Picasso y Modigliani) y un panel fotográfico que, entre otras sutilezas, recuerda cómo los Aznar colgaban en la Moncloa cuadros del Prado, mientras que Zapatero prefirió rebuscar en las reservas del Reina Sofía. Así es Arco. Una feria a ratos comedida y demasiado previsible, pero con espacios para la diversión y por momentos irreverente. Mordiente y contradictoria. Entre el estruendo de las cifras que aquí se pronuncian con naturalidad, pero son de espanto (finalmente ha trascendido el precio de Vista de Madrid desde Torres Blancas, de Antonio López: 2,5 millones de euros), la frescura de las galerías emergentes (inscritas en la sección Opening, donde, por ejemplo, Bestué-Vives, también en Estrany-De la Motta, muestran su último trabajo) o el arte de Latinoamérica. Un ámbito, este último, por el que el nuevo director de Arco –es todo felicitaciones– quiere apostar fuerte, y uno de cuyos principales protagonistas está siendo Antoni Miralda (Palma Dotze). El artista catalán presenta Sabores y Lenguas, proyecto que no pudo mostrar en la reciente retrospectiva que le dedicó el Reina Sofía y que indaga poéticamente, a través de imágenes, objetos y refranes, en la re- lación entre comida y cultura en diferentes ciudades de América Latina. A modo de ejemplo, unas de las frases estampadas en la pared, en este caso de Bogotá: “Gallina, mujer y marrano se comen con la mano”.
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