El vídeo es un recuerdo borroso

FIETTA JARQUE 16/04/2011

El País

Antes lo radical en arte era un soporte como el vídeo, ahora lo es la multiplicidad de medios. Una exposición hace un zapeo por los cuarenta años del género audiovisual en España

El mensaje ha vuelto a superar al medio. Lo que en sus inicios y desarrollo se llamó videoarte, videodanza, videoperformance, hoy ya solo es arte. La técnica es una especificación secundaria, como lo puede ser la pintura, la escultura, la instalación, la fotografía, medios digitales y otros tipos de impresiones. Y eso es quizá porque hoy los artistas echan mano de todas esas técnicas -y otras más- para crear piezas mixtas o simplemente variar de medio de expresión cuando la idea lo requiera. Ese es el punto de llegada de la exposición VideoStorias, que se inauguró ayer en Artium (Vitoria). Un repaso al vídeo artístico hecho en España desde sus inicios, en los años setenta, pero con especial énfasis en lo último, lo híbrido. “Se sigue usando la etiqueta de vídeo a lo que hoy, con el predominio de lo digital, debería llamarse ya de otra manera. Tal vez, solo imagen en movimiento o audiovisuales. La lectura de este medio es hoy distinta, es un medio expandido”, explica Blanca de la Torre, una de las dos comisarias de la muestra, junto a Imma Prieto.

“Se sigue usando la etiqueta de vídeo a lo que hoy, con el predominio de lo digital, debería llamarse de otra manera”

Son cerca de cuarenta años de historia y, evidentemente, el recorrido no ha sido lineal. Por eso han concebido un montaje a partir de cuatro itinerarios marcados en el suelo como si fueran un mapa del metro de cualquier ciudad. Las líneas son Teknés, Política, Sujeto e Híbridos. Una quinta sección, Próxima Estación, es una sala con dos sofás y una pantalla táctil donde se elige a la carta lo que se quiere ver. “Hemos escogido piezas clave, históricas, junto con otras no tan conocidas pero significativas y algunas completamente nuevas e inéditas”, dice De la Torre. La muestra recoge 77 trabajos, de los cuales 44 son de mujeres, 33 de hombres y cuatro de colectivos artísticos. “No hemos pretendido hacer un directorio exhaustivo, hemos seleccionado las que nos interesaban más. En cuanto a la proporción de mujeres, simplemente es que hay muchas de las más importantes artistas españolas trabajando en este medio. Habitualmente se suele dar preeminencia a los artistas masculinos, nosotras empezamos por ellas. Faltan nombres importantes en ambos casos, como los de Jon Mikel Euba o Paloma Navares, por poner dos ejemplos. Pero creo que la lista final contiene piezas bastante interesantes para lo que nos proponemos exponer”.

El primer recorrido, la línea azul, es Teknés (lo tecnológico) y, por tanto, traza un recorrido cronológico desde la utilización del soporte vídeo. “Aunque, echando la vista atrás, consideremos que el cine experimental ya sentaba las bases de este arte audiovisual, hemos tomado como punto de partida el uso del soporte electromagnético porque si no nos tendríamos que haber remontado hasta Buñuel”, comenta la comisaria. En este apartado hay piezas recuperadas, como Primera muerte (1970), de Ángel Jové, Antoni Llena, Silvia Gubern y Jordi Galí. “Quizá la primera pieza de videoarte, de la que no tenían copia ni los autores. La rescatamos a través de los archivos de TV3”, dice De la Torre. En la línea azul hay paradas en V2 (1973), de Eugeni Bonet; Revival Solitary (1980), de Maite Ninou, otro vídeo rescatado; Tránsito (1988), de Ignacio Pardo; Tetsuo Bond To Fail (1998), de Sergio Prego, o El perfecto cerdo (2005), de María Cañas.

La línea verde, Sujetos, agrupa trabajos centrados en el retrato y autorretrato. Todo ello teñido por las preguntas sobre la identidad, la incomunicación o la vulnerabilidad del ser humano. Las paradas contienen obras como Imitation of myself (1974), de Francesc Torres; Before your name (1998), de Alicia Framis; Animales de compañía (2005), de Ruth Gómez; She Wolf (), de Pilar Albarracín, o La Liberté raisonnée (2010), de Cristina Lucas. En Políticas, la línea roja pasa por piezas pioneras como Vaga de benzineres (1977), del Video Nou; EAE, Acción en el museo (1983-2001), de Txomin Badiola; . Postcapital Archive Project. Black Box (2006), de Daniel G. Andújar, o el inédito Ser y durar (2011), del colectivo Democracia, en el que unos individuos hacen parkour entre las tumbas ilustres en el cementerio de La Almudena.

“El único artista con dos obras es Antoni Muntadas”, dice De la Torre. “No solo porque es uno de los maestros, sino porque ha conseguido recuperar fragmentos perdidos de su trabajo Cadaqués Canal Local (1974), una experiencia de vídeo comunitario al estilo de Guerrilla Televisión, que se proyectaba en bares y locales del pueblo. La otra pieza pertenece a su trabajo On Translation, iniciado en 1997 y que continúa. La pieza incluida aquí es Miedo ()”.

En la línea Híbridos de este metro imaginario hay también recuperaciones especiales para esta exposición como la pieza OSNABRÜCK: OSNABRÜCK (1988), de Concha Jerez; Dial M for Murder (2010), una instalación de Daniel Canogar; La isla de hidrógeno (2010), del colectivo PSJM, que combina escultura, novela e imagen digital, y volts (2004), de Guillem Bayo, que consta de una silla eléctrica y un gran espejo, donde el espectador asiste a su propia electrocución (no letal).

“No se tiene que ver toda la exposición de una sola vez”, afirma la comisaria. “El planteamiento curatorial es el de ofrecer lecturas múltiples y hacer una especie de zapping, tal como estamos ahora acostumbrados a comportarnos”.

VideoStorias. Artium. Francia, 24. Vitoria-Gasteiz. Hasta el 4 de septiembre.

 

 

 

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