Más de 80 creadores utilizan las técnicas de la publicidad aérea para protestar contra la política migratoria de EE.UU.
Andy Robinson | Los angeles
Los Ángeles 13/07/2020 00:00Actualizado a 14/07/2020 03:42
El cielo es el lienzo más grande que un artista pueda imaginar. No solo por su tamaño, ilimitado, sino por su simbolismo: del cielo han llegado los mensajes más importantes para la Humanidad, de él han caído plagas y a él han dirigido los hombres sus más profundas súplicas. A ojos del espectador, no parece que nada que aparezca allí, junto a las nubes, pueda ser banal. Hace unos días, lo utilizaron ochenta creadores para protestar contra la política migratoria de Estados Unidos. En pleno auge del 15-M, hace ya nueve años, el valenciano Daniel G.Andújar hizo que dos avionetas sobrevolaran las playas de Barcelona con un mensaje en un cartel: “Democraticemos la democracia”. ¿Es el cielo el nuevo museo en tiempos de pandemia?
En Los Ángeles, a un tiro de piedra del icónico auditorio Walt Disney de Frank Gehry y del Museo de Arte Contemporáneo de Arata Isozaki , hay un edificio futurista de diez plantas, que parece otro ejemplo de la gentrificación posmoderna. Pero las ventanas son demasiado estrechas para un hotel boutique. Es el Centro de Detención Metropolitano, una cárcel federal donde una media de 700 inmigrantes indocumentados esperan a ser deportados.
Los aviones ‘escriben’ sus frases sobre las cárceles y juzgados de inmigración
Al otro lado de la autopista San Bernandino, se perfila la siniestra mole gris de Twin Towers, la cárcel mas grande del mundo, que alberga a otros cientos de indocumentados junto a otros presos. Las cárceles suelen ser borradas en los circuitos de turismo cultural de la megalópolis californiana. Pero el pasado 4 de julio, se convirtieron en los objetivos de un espectacular proyecto de arte aéreo en protesta contra la criminalización de los inmigrantes conocido como In plain sight (A la vista de todos).
Un pequeño avión de hélices de la marca Grumman sobrevoló el centro de detención y expulsó una serie de pequeñas nubes redondas de vapor que dibujaban en blanco sobre azul la frase: Stop crimigration now (Paren la criminalización de la inmigración ahora).
Durante los siguientes días, otros mensajes aparecieron en el cielo de Los Ángeles, encima de otras cárceles o del juzgado de inmigración y la sede de Geo Corp, una de las tres grandes empresas privadas que gestionan el complejo de centros de detención y cobran por calabozo ocupado: Care not cage (ciudados y no jaulas), rezaba un mensaje mientras que abajo los transeúntes y simpatizantes sacaban fotos. “Soy nube de esperanza”, anunciaba otro.
“Queremos llamar la atención sobre estas cárceles, que han sido invisibilizadas”, dijo Cassils, artista trans canadiense que concibió el plan –junto con otro artista, Rafa Esparza– de usar la publicidad aérea. Desde el 3 de julio se han realizado estas exposiciones aéreas en un centenar de lugares emblemáticos de la criminalización del indocumentado a lo largo y ancho de EE.UU., desde Nueva York al sur profundo, donde el viernes, en Luisiana, se realizó el último vuelo de protesta.
En Barcelona, Daniel G.Andújar hizo que dos aviones sobrevolaran la Barceloneta con el mensaje ‘Democraticemos la democracia’
Ochenta artistas y activistas han participado en el proyecto. El principal blanco de los aviones de In plain sight son los centros de detención gestionados por la brigada de inmigración (ICE, en siglas), donde 23.000 migrantes están hacinados en condiciones sumamente peligrosas ya por la pandemia de la Covid-19. Cuando se soltó el mensaje NO ICE sobre el centro de detención de Mesa Verde, en California, los inmigrantes detenidos hacían sus ejercicios en el patio. “Al ver el mensaje, empezaron a gritar: “¡No ICE!” y a golpear las paredes de la cárcel”, según aseguró Cassils en una entrevista telefónica.
Más de 3.000 detenidos han dado positivo de coronavirus. Un mensaje aéreo en Nueva York rindió homenaje al refugiado salvadoreño Carlos Escobar Mejia que se murió en mayo en San Diego la primera victima mortal del cv19 en una cárcel de migrantes.: “Mi pena es tan grande”, se leía en el cielo, una frase de la hermana del inmigrante muerto.
El diseñador grafico Emory Douglas, ex ministro de cultura de las Panteras Negras, y Patrisse Cullors, fundador del movimiento Black Lives Matter, han escrito mensajes de reivindicación antirracista para estos vuelos. “Tenemos una rebelión en marcha en EE.UU. y éste es un momento para que el arte movilice la imaginación para crear futuros diferentes; muchas cosas parecen posibles ahora que hace unos meses eran impensables”, dijo Esparza.
La cantante Julieta Venegas puso su mensaje en el cielo de la frontera con México: ‘No te rindas’
Albert Lule, otro artista que participa, es un ex preso. Otros artistas participantes son el colombiano Carlos Motta, la escritora asiático-americana Karen Ishizuka y la activista trans Zackary Drucker, entre otros muchos. La cantante mexicana Julieta Venegas participó mediante un mensaje en la zona fronteriza donde muchos migrantes cruzan. “No te rindas”, rezaba.
La publicidad aérea empezó en los años veinte para campañas de empresas como Coca-Cola. Su aplicación al arte data de 1982, cuando el poeta chileno Raúl Zurita exhibió fragmentos de su poema La vida nueva a través del vapor de cinco aviones.
Según cálculos de ‘La Vanguardia’, el coste sumado de todos los vuelos de In plain sight seria próximo a medio millón de dólares, costeado por los patrocinadores de Cassils y Esparza así como las organizaciones civiles que participan. En cada mensaje se incluye el hashtag #XMAP que da acceso a la pagina web que pretende movilizar a la gente. Se pretende recuperar dinero también mediante la producción de una serie de documentales.
“El cielo no es tan libre como se cree, ya no dan permisos”, denuncia Daniel G.Andújar
Daniel G.Andújar tiene en estos momentos en La Virreina –hasta el 27 de septiembre– la exposición ‘El tercer Estado’, sobre arte político. Él mismo, en el 2011, puso a dos avionetas a volar por las playas de Barcelona con un cartel donde se leía ‘Democraticemos la democracia’, leit-motiv de un taller que ha realizado más de treinta acciones performáticas en ciudades tan distintas como Sarajevo o Nueva York. “El primer vuelo –recuerda– fue el 2 de mayo del 2011, ligado a temas de corrupción, por la costa murciana y alicantina, pasado un poco Benidorm. Siempre elijo un espacio con simbología política. El cielo presenta unas condiciones de visibilidad muy grandes. Tanto, que nunca lo publicitamos con anterioridad, no es necesario, la gente lo fotografía y graba, y luego les pedimos que incorporen esas visiones a nuestra web”.
Tras Alicante, “el segundo vuelo fue el domingo de elecciones municipales en Catalunya, poco después del desalojo de plaza Catalunya. Iban a esponsorizarnos varias instituciones, pero al final no se atrevieron. Se trata de crear un evento mediático. Los vuelos en la playa, para mi generación, en todo el Mediterráneo, evocan los veranos en que te echaban balones de Nivea y anunciaban productos. Como muestro en mi exposición actual, con 40 proyectos, mi trabajo consiste siempre en encontrar una puerta trasera del sistema y colarme en él como hacker”.
Lanza un mensaje final sobre el cielo como espacio libre: “Tiene que ver con el proceso de privatización que vivimos. Uno diría que el aire es de todos, pero no. Tú no puedes emitir tu propia radio, por ejemplo. Igual pasa con el cielo: desde el 11-S del 2001, las condiciones de vuelo en las ciudades grandes están muy restringidas, se dan muy pocas autorizaciones. Nosotros pudimos hacerlo porque, con la crisis económica, les cayeron las contrataciones, en especial las de la Nueva Rumasa de Ruiz-Mateos, que quebró y tenía contratada la mayoría de estos vuelos”.
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