Artistas y currantes.

Last seen, 2023, courtesy àngels barcelona

Esta semana en tu quiosco: especial ARCO 2024, en El Cultural

Es un nombre clave para reflexionar sobre el uso de las imágenes y de la tecnología. Visitamos con Daniel García Andújar los pasillos de la feria para detenernos en su obra.

por Daniel García Andújar Arco 2024

Arco se puso un colorido Mondrian por montera e irrumpió en el panorama cultural español, conquistando un espacio hegemónico que ha logrado mantener por más tiempo del que duró la dictadura franquista. Aterrizó en la transición, en un país que tomaba impulso tras el fracaso de un golpe militar y en pleno auge de la movida madrileña. Quizás habría sido preferible contar con un evento internacional, en el que cupieran prácticas artísticas contemporáneas múltiples y diversas de la envergadura de Documenta o las Bienales de Venecia o São Paulo, en lugar de una feria comercial. Nadie ha logrado aún tal hazaña; ARCO sigue concentrando todas nuestras expectativas en este ámbito.

Se anticipó a cualquier propuesta semejante a una infraestructura cultural dedicada a las artes visuales. En un país sin apenas museos, pero sí con artistas aún protagonistas. Figuras como Chillida, Tàpies, Palazuelo, Gordillo y Saura, junto a Rocío Jurado, aguardaban entusiastas tras Juana de Aizpuru y Soledad Becerril durante el corte de cinta inaugural. Más de 25,000 personas recorrieron aquellos pasillos de la primera feria de arte contemporáneo, donde estudiantes de provincias pagaban las 200 pesetas de entrada sin titubeos. Era el año del Naranjito, de la Movida, de una explosión de pintura con la Transvanguardia, la New Image Painting, la Neue Wilden, la joven pintura española y la figuración libre francesa, en clara respuesta al Arte Povera y al Conceptual.

Recuerdo especialmente ARCO ’84, ya con Felipe González al mando, la Edad de Oro y España en la OTAN, la noche en el borreguero nocturno Alicante-Atocha y llegar al Palacio de Cristal de la Casa de Campo. A pesar de las evidentes limitaciones del formato, en aquellos años de juventud, desatender la Ruta del Bakalao para sumergirse en el Madrid de Tierno Galván era una experiencia en sí misma. La feria se convirtió en una fuerza centrípeta que atraía a artistas y entusiastas, condicionando la vida cultural de Madrid. Durante la década de los 90, apenas necesité acercarme al recinto ferial. La dinámica de mi trabajo y el mercado parecían transitar por caminos incompatibles. No obstante, en 2003, regresé con stand propio. La Universidad de Alicante me invitó junto a Roc Parés para desarrollar e-arco.org, centrándonos en un espacio exclusivo para artistas. En su interior, ofrecimos un servicio de “primeros auxilios” para artistas, brindando asesoramiento en conflictos, dudas, contratos, derechos, impagos y problemas con galerías o instituciones. El gabinete jurídico de Ifema echaba humo, y los dos abogados que nos asistían, junto con la Unión de Artistas, tuvieron que esforzarse al máximo para preservar el statu quo. El clímax llegó cuando los artistas llamaron a unirse al “No a la guerra”, pidiendo que la feria se sumara a las movilizaciones históricas cerrando stands. Todos aprendimos mucho de aquella experiencia y, a pesar de la tensión, se generó un clima de empatía excepcionalmente constructivo.

Los artistas deben navegar con cautela para preservar la esencia de su obra, al tiempo que asimilan las reglas no escritas del comercio artístico. Con el tiempo, hemos aprendido a mantener el equilibrio entre paradojas, caminando por la fina cuerda del capitalismo, conscientes de que, tarde o temprano, el mercado nos descubre. Si eso sucede, es preferible estar bien asesorado y mejor acompañado para gestionar la tensión intrínseca entre la expresión artística genuina y la necesidad de una presentación optimizada para la venta. Afortunadamente, en esta feria, abundan los profesionales que defienden esa pequeña parcela.

Este año, presentaré piezas seleccionadas de un proyecto extenso que explora la dominación simbólica ejercida a través de la desinformación, la retórica, los límites en el uso de ciertas herramientas y la persuasión velada, lo que incluye la damnatio memoriae – condena al olvido–, las fake news y la cultura de la cancelación. En una era donde tecnologías como la inteligencia artificial ponen en tela de juicio la veracidad de la imagen como documento fidedigno, se impone retomar una perspectiva crítica y escéptica sobre la construcción de las imágenes.

En T20 se exhibirá ‘Banned words’, 2024, una serie de siete listados en los que he compilado aproximadamente 300 términos que las aplicaciones de inteligencia artificial generativa catalogan como inapropiados, previniendo la creación de representaciones visuales con elementos de violencia extrema, lesiones gráficas o escenas perturbadoras. Esto plantea interrogantes sobre los límites impuestos por estas herramientas dentro del ámbito artístico. ¿Habría sido posible para Goya concebir obras como ‘Los Caprichos’, ‘Los Desastres de la Guerra’, ¿’La Tauromaquia’ o ‘Los Disparates’ bajo estas restricciones?

Banned words, 2024 courtesy Galería T20

Asimismo, en 1miramadrid, ‘Damnatio Memoriae’, 2023, se muestran dos obeliscos en 3D sobre un fondo negro y un escudo franquista tallado en madera —una pieza auténtica que fue desmontada de su ubicación original—, ambos pintados con un negro especial de muy baja reflexión lumínica. Al enfrentarlos, los volúmenes se difuminan, creando una cancelación visual y un juego de ocultamiento de lo representado.

Damnatio Memoriae: bufones, alquimistas y máscaras, 2023 courtesy 1miramadrid

Y en àngels barcelona, se presenta ‘Last Seen’, 2023’’, una colección de ilustraciones botánicas y dibujos ejecutados por robots, junto con impresiones realizadas mediante técnicas de inteligencia artificial generativa que resucitan especies botánicas extintas por causas naturales o la intervención humana. Esta obra rinde un discreto tributo al arte de la ilustración botánica, esa habilidad para capturar la forma, el color y los detalles precisos de plantas.

Last seen, 2023, courtesy àngels barcelona

Durante la semana de Arco, Madrid se convierte en la anfitriona de la gran celebración del arte en nuestro país. Por primera vez, el emblemático stand de Juana de Aizpuru en el pasillo central estará ausente, los artistas tampoco estamos en primera fila, como sucedió en el ’82. Nuestro rol protagónico ha cambiado; no somos Vips o Guests, pero nos adaptamos al ecosistema, aprendiendo a dejar espacio a curators, art advisors & art influencers. Muchos artistas, al igual que sus galeristas, comienzan la feria el lunes, accediendo con su pase de montaje al igual que el resto de currantes de la feria. El resto irá llegando a lo largo de la semana, que estará marcada por abrazos, intercambio de experiencias y preocupaciones; un tiempo para fomentar sinergias entre colegas y celebrar, independientemente de lo que ocurra.

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