La ciudad globalizada

El Palau de la Virreina de Barcelona acoge la exposición ‘Postcapital’, con obras de Carlos Garaicoa, Daniel García Andujar e Iván de la Nuez.

Dennys Matos, Barcelona | Cubaencuentro

El dinero como metáfora del poder ha variado también en su forma de manifestación, lo que provocado una sensible erosión en los conceptos y categorías que han definido la relación entre el sujeto y su entorno arquitectónico y urbanístico dentro de la ciudad postmoderna.

Postcapital, además de proponer el concepto (postcapitalismo), esbozado por De la Nuez, se postula como una puesta en escena artística, en su contenido y forma, de las representaciones político-ideológicas y económico-sociales que dicho término implica en su despliegue teórico. Dicho concepto se amplía en el libro Postcapital (Crítica del Futuro), firmado por Iván de la Nuez.

Mientras que en Garaicoa y García Andujar, estas problemáticas son vistas y tratadas desde una estética postconceptual implícita en obras de diferentes expresiones artísticas. Postcapital abarca formatos como vídeo, fotografía, instalación, dibujo, escultura, cine, sin contar la interfaz informática desarrollada para la muestra y una biblioteca con títulos que analizan esta realidad, a manera de plataforma de interconectividad entre la exposición y el público que la visita y también entre quienes navegan por el ciberespacio y quieren tener acceso a ella desde su ordenador.

En la obra que da título a la exposición, Garaicoa presenta una visión de la ciudad —el tropo más distintivo de su trayectoria— construida a partir de las figuras heráldicas y las edificaciones, extraídas del papel moneda. Hace emerger del discurso visual propuesto por estas “efigies” del dinero, una ciudad cuya visualidad y sustancia cobra cuerpo en las manifestaciones irracionales que encarna el dinero. Esto, frente a la voluntad del ciudadano de autoafirmarse en un espacio de libertad política, desconectado de las manifestaciones que, en el espacio urbano, le tienen reservado el poder y sus arcanos, que constriñen las potencialidades materiales y espirituales del sujeto.

García Andujar, a partir de las prácticas de su proyecto Technologies to the People, realiza un exhaustivo rastreo de información en Internet, relacionada con los postulados de la exposición. A partir de documentos textuales y audiovisuales, este artista articula un corpus de reflexión sobre la naturaleza de Postcapital. Se trata de un correlato de aquellas ideologías dominantes y las confrontaciones (comunismo y capitalismo) que han dado rostro a los contenidos y significaciones históricos en las sociedades del siglo XX.

Postcapital tiene como centro productor de sus enunciados a la ciudad y el rostro que la misma presenta como efecto de la globalización. La ciudad que, tanto urbanística como arquitectónicamente, ha dejado de tener un centro financiero, político-administrativo y cultural, pues este se ha fragmentado en virtud de su lógica de crecimiento en correspondencia con el esquema neoliberal.

En la ciudad no hay determinación entre el centro y la periferia, del mismo modo que se indetermina el dentro del fuera. Si en el modernismo, como reconoce Andrea Huyssen en su libro En busca del futuro perdido, el debate sobre la ciudad y su arquitectura y urbanismo, era asunto de arquitectos, intelectuales y artistas, ahora es cuestión de consejeros de urbanismo y de los ayuntamientos.

En un mundo globalizado, la lógica de este debate responde a categorías de marketing, turismo y afluencia de público, lo cual inhabilita los conceptos críticos que desactivan las manifestaciones de la arquitectura y el urbanismo de la ciudad como símbolos de poder.

Postcapital pone al receptor frente a la paradoja de un mundo (ciudad) que percibimos cercano y a la vez lejano. En este lenguaje, símbolo del dinero y metáfora del capital, más cerca está Barcelona de Berlín, que Barcelona de Lleida; más cerca Madrid de Londres, que Madrid de Toledo; más cerca Sao Paulo de Nueva York, que Sao Paulo de Bahía.

La ciudad se percibe ahora como una realidad distópica, excéntrica e irreal, amada y odiada en la omnisciencia de un espacio que está en todas partes y en ninguna, destilando una ansiedad provocada por el deseo insatisfecho de no poder reconocerse en ella, porque cada día se revela como un desierto que destella demasiada realidad.

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