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RBA-E: La Renta Básica para las Artes como Inversión Estratégica

rba.artistavisual.org

Por Daniel G. Andújar

La publicación de nuestra nota sobre la Renta Básica para las Artes (RBA) ha trascendido las redes sociales, convirtiéndose en un punto de inflexión necesario. El debate ha dejado clara una cosa: la precariedad del sector creativo en España ya no puede gestionarse con parches.

Para estructurar la reclamación y ofrecer un cuerpo argumental sólido, hemos lanzado una plataforma abierta de trabajo: rba.artistavisual.org. Este espacio no es una simple web, sino una herramienta de inteligencia colectiva que busca transformar el concepto de la RBA de utopía a política pública viable.

La Renta Básica para las Artes en España (RBA-E) no es, como se ha criticado, una ayuda asistencial, ni un privilegio corporativo, ni un subsidio para “pijos”. Es una propuesta de política pública orientada a garantizar las condiciones materiales de la libertad creativa. Si consideramos la cultura como una infraestructura común —y no como un lujo—, el Estado debe asumir la responsabilidad de sostener a quienes la hacen posible.

Tres pilares para el cambio

El proyecto se sustenta sobre tres argumentos irrefutables que buscan desmantelar el prejuicio contra la inversión cultural:

1. El retorno económico: Inversión, no gasto. El mito del sector cultural como un agujero negro de gasto es falso. Los datos en España son concluyentes: por cada euro público invertido en cultura, la economía recibe un retorno estimado de 1,75 euros. La RBA-E, al dotar de estabilidad a un trabajador, activa inmediatamente el consumo y la cotización, demostrando ser una inversión estratégica con un impacto positivo directo en las arcas públicas.

2. Evidencias internacionales: Más arte, menos ansiedad. La experiencia ya está en marcha. El programa piloto de Irlanda (Basic Income for the Arts), con pagos semanales a 2.000 artistas, ha arrojado resultados incontestables: los beneficiarios dedican significativamente más tiempo a su práctica creativa, completan más obras nuevas y, fundamentalmente, reportan una mejora radical en su salud mental (hasta un 30% menos de ansiedad y depresión). En Nueva York, programas similares han validado estos resultados, demostrando que la incondicionalidad no desincentiva el trabajo, sino que lo humaniza.

3. Corrección del fallo de mercado y la censura invisible: El mercado solo paga la rentabilidad, no el valor social. Esto expulsa automáticamente las prácticas críticas, experimentales o de largo aliento. La precariedad no es un rasgo romántico; es una forma de censura. La RBA-E financia el tiempo de investigación y el riesgo creativo, democratizando la posibilidad de crear y rompiendo el privilegio de quienes solo pueden dedicarse al arte gracias a la renta familiar. El modelo propuesto es objetivo: se basa en la actividad profesional verificable y en una selección aleatoria, no en la riqueza personal ni en el “mérito artístico”.

Un archivo vivo para la dignidad

La plataforma rba.artistavisual.org centraliza manifiestos, ensayos, documentos descargables y materiales audiovisuales que explican los fundamentos de este modelo.

Buscamos articular un espacio común para quienes entendemos que la redistribución, la justicia cultural y la sostenibilidad de la creación son pilares de una política cultural del siglo XXI. La RBA es la pieza que falta para completar el Estatuto del Artista y garantizar que la cultura deje de ser un privilegio y vuelva a ser lo que siempre debió ser: un bien común. Te invitamos a visitarla, criticarla y hacerla crecer.

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