Inauguracion 18 de marzo 2011
18 marzo – 29 mayo
Trayecto Galería
C/san vicente de paúl 21
01001 vitoria-gasteiz
www.trayectogaleria.com
ymañanaque, pdf
guillem bayo / daniel g. andújar / ana lezeta / dicky rekalde /
Este proyecto/maqueta que se presenta en Trayecto, toma prestado su título de un libro que recoge las entrevistas que E. Roudinesco realizó a Derrida en 2005. Ellos, a su vez, lo tomaron de Víctor Hugo que en los Cantos del crepúsculo se hacia la pregunta, ¿de qué estará hecho el mañana?. Las preocupaciones que deja ver la pregunta no van dirigidas exclusivamente hacia las vicisitudes de un futuro incierto, sino que reclama una reflexión atenta a los materiales teóricos y de conocimiento a través de los cuales lo que está por venir se ofrece. Paul Virilio en Lo que viene (2002) dibuja un espacio para el mañana deducido del escenario de representación: “[…] la fe progresista, al emanciparse de lo político, ha entrado en el dominio de la pura estrategia […]”.
El discurso sociológico sostenible hoy, debe mucho a un tiempo que, en opinión de Badiou, ha culminado con “la desaparición sin retorno de los tres dioses principales: el de la religión, la metafísica y el de los poetas”. Cuando todo está aquí y para siempre, cuando todo es finito, una primera impresión es que con ello se han borrado todos los límites y por tanto no cabe especulación alguna, a partir de lo cual , solo queda tomar decisiones en base a condiciones de posibilidad y posterior evaluación en el estudio de casos. Nunca como ahora la voluntad pragmatista ha dispuesto de un campo de pensamiento de tan fácil desarrollo y adecuación.
Una situación agonal como la descrita, ya no se reclama deudora del discurso que describe el escenario último previo a la desaparición, ya no es anterior al cierre o al agotamiento de una producción de sentido, sino que se presenta como la reinstauración de todo lo posible en el interior de lo competitivo.
Desde una perspectiva hologramática, esta situación finalistica adquiere un carácter distinto del que aporta la idea (lineal) de progreso, mostrándose como un momento de crisis y bifurcación múltiple como aconseja el paradigma científico. Es decir, desde aquí, este momento especial de crisis puede ser entendido como una oportunidad para el ajuste, para lo que actualmente, de forma tan abusiva, se promociona en el mercado del conocimiento y la responsabilidad pública como sostenibilidad. Pero la sostenibilidad, en estos términos, no es más que la consciencia de este momento o grado crítico, que no puede ser pensado si no es desde una cultura “holos”. Es decir, desde la responsabilidad cultural que entiende un momento de crisis desde una multiplicidad de dinámicas que se recogen en el espacio restringido de solo dos opciones intelectualmente coercitivas: cambio o catástrofe.
Si se aceptan estas dos opciones como tales, la pregunta entonces es por qué hemos de tomar partido por una opción y no por la otra, por qué optamos por el cambio y no por la catástrofe, por el desmantelamiento. Pero es más, si en las dos opciones se verifica la ruptura y destitución del regimen cultural, lo que importa no es el valor que introduce la ruptura, sino que su importancia radica en que en la primera opción, el ámbito de legitimación proviene exclusivamente de la ciencia (giro cuántico) y no del ámbito simbólico de la cultura. El salto de cultura a civilización reordena el espacio social de las interacciones humanas y de las instituciones sociales en un orden cósmico que ofrece una nueva versión de la reducción a uno. Se podría decir, aunque sea de manera un tanto grosera, que lo que se nos ofrece como cambio, es un modo de dar por terminada la cultura del logos, aquella que al parecer nos ha colocado en esta situación de crisis irreversible.
Quizá, la posibilidad de deconstrucción de lo simbólico contemporáneo, de los ámbitos de legitimación de todas las prácticas sociales, incluyendo, cómo no, las prácticas de arte y/o científicas, sea un trabajo aún por hacer, y con ello encontrar algunas respuestas a todos los imperativos de supervivencia que deterioran la razón simbólica.
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