Vista de el exposición. Cortesía: CentroCentro
Dentro de un amplio programa que tiene como eje la ciudad, el espacio CentroCentro (Palacio de Cibeles de Madrid) presenta la exposición Feria Internacional Ciudad Creativa. El título puede llevar a error al visitante, ya que juega de manera voluntaria con el equívoco pues presenta las producciones artísticas seleccionadas mediante un formato al estilo stand ferial, un modelo estándar que sirve para promocionar cualquier tipo de producto o servicio y que utiliza similares parámetros en cualquier lugar del mundo. Mostradores, cartelería, logos, pantallas, ordenadores que muestran su “oferta” de un modo llamativo y “seductor”. Pero aquí esa oferta tiene que ver con pensar la urbe actual y, fundamentalmente, la convivencia y las posibles formas de participación y control ciudadano respecto de las estructuras de poder, es decir: pensar la posibilidad de invertir los términos imperantes de vigilancia y nula participación.
Los comisarios de esta Feria Internacional Ciudad Creativa son dos artistas de larga trayectoria en un tipo de producción artística involucrada en el mundo real y en las posibilidades que ofrece la tecnología para incidir en él desde la sociedad civil, y ambos presentan también su obra: Gustavo Romano, argentino afincado en Madrid, autor de conocidos y premiados trabajos como IP Poetry, Time Notes, y del proyecto Psychoeconomy!, muestra Time Notes Bank, donde el tiempo se convierte en valor de intercambio, sujeto a préstamo o cesión, un servicio que ofrece desde distintas capitales económicas del mundo y que se encuadra en un tipo de trabajo donde tecnología e imaginación poética se funden. El otro comisario también es sobradamente conocido, se trata de Daniel García Andújar, creador de Tecnologies to the People, empresa generadora de soluciones críticas que, entre la ficción y la realidad, ofrecen apoyo a problemáticas concretas de los ciudadanos y entre las que destacan sus más recientes campañas Hacking for a Better World y Hacks For a Cause.
Junto a las obras de estos dos veteranos autores se ofrecen otros 12 proyectos de características muy diferentes entre sí; desde las ironías formalistas de Electroboutique, que dialogan con la historia del arte en los objetos diseñados por C.E.O. Alexei Shulgin (Moscú), a los mapas de Burak Arikan (Estambul) que en sus grandes planos calcula densidades de sonidos, símbolos o espacios de consumo en determinados entornos geográficos. De otro lado, Santiago Cirujeda y sus Recetas Urbanas, para quien la arquitectura abandona su pedestal para convertirse en herramienta colaborativa de soluciones a problemas habitacionales urgentes y donde el ingenio actúa para encontrar las fisuras legales de las normativas urbanísticas.
El humor negro de trabajos como Chic Point, de Sharif Waked (Haifa), un vestuario que “facilita” los registros y que su autor denomina como “moda para los controles israelíes” convive con los dispositivos interactivos de TaxiLink, de Lila y Alon Chitayat (Jerusalén), que permiten compartir un taxi que recorre zonas peligrosas de la ciudad donde difícilmente se adentra el visitante. En otro extremo se sitúa Ulises I, del Colectivo Espacial Mexicano, un proyecto comunitario real que ha concebido la puesta en órbita de un nanosatélite y cuyo objetivo se vincula al uso ciudadano del espacio.
Problemas como las dosis de contaminación que sufrimos en las grandes urbes están en el punto de mira de un trabajo como el que ofrece el colectivo Sensores Ciudadanos, con su Smart Citizen Kit, con base en Barcelona. Mientras, Transnacional Republic, proyecto surgido en Munich y liderado por Georg y Jacob Zoche, constituye una verdadera república transnacional que ya cuenta con 4.700 integrantes –que funciona mediante sus propias normas y moneda– unidos por similares opciones vitales y/o sentimentales, y al margen de intereses nacionales. Otros campos, como la apropiación de los videojuegos (Molleindustria de Paolo Pedercini), diferentes maneras de navegación por Internet (Ready.Scapes de Rachel Rosalem y Rafael Marchetti), la alteración de los mensajes publicitarios (Advertiser de Julian Oliver) o la utopía de un parlamento virtual (Demokino de Janz Jansa), con participación directa, completa este itinerario ferial… El visitante que vaya con la idea de pasear entre estas piezas posiblemente no se entere de nada; quien piense que los ciudadanos podemos ser algo más que votantes cada cuatro años disfrutarán con estas reflexiones sobre el mundo que habitamos y sobre qué papel podemos jugar en su necesario cambio. Las prácticas artísticas se muestran aquí como motores para imaginar/impulsar transformaciones. Muy recomendable.
Consultar: http://creativecityfair.net/index.html
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