La primera falla de 2018 se planta hoy en el Centre del Carme
ComarcalCV 2 marzo, 2018 [caption id="" align="alignnone" width="1024"]

Diálogos: Rafael Canogar / Daniel G. Andújar
Makma Mtz. Deltell / Pérez Pont Los trabajos de Canogar y Andújar comunican la necesidad de constatar una realidad, con poéticas fuertemente afianzadas en el compromiso social. Mediante la obra de ambos creadores se traban vínculos que nos hablan de una inquietud compartida, logrando que la ética llegue al terreno de la estética. Rafael Canogar (Toledo, 1935), miembro fundador del grupo El Paso (1957-60), es un pintor cargado de inquietudes, dotado de una sorprendente actividad donde el cambio es una constante en su trayectoria, pasando de la pintura informalista a la pintura comprometida y finalmente a la nueva abstracción. Hacia los años 1970, el llamado “período negro”, le interesa introducir la figuración de forma más radical y comprometida con acentos políticos donde plantea escenas de revueltas, violencia y represión urbana que no se limitan a reflejar la situación española concretamente sino que abarca un plano más general como reflexión sobre la crueldad en cualquier parte del mundo. La incipiente libertad de aquellos años era insuficiente para comunicar y expresar la tensión de la realidad, de la nueva conciencia social y política que despertaba en el mundo. Canogar, y con él buena parte de los creadores de su generación, asume el compromiso como
Nueva gestión del conocimiento. Daniel G. Andujar
José Luis Pérez Pont EXIT Express. #52- Mayo 2010 Algunas de las cuestiones que constituyen los mayores desafíos para la salud de la democracia contemporánea pasan por detener la esclavitud infantil, subsanar las formas de precariedad laboral, contrarrestar los planes lucrativos del capital globalizado, reducir los niveles de polución, evitar el despilfarro en el uso de los recursos no renovables o acabar con la creciente brecha entre ricos y pobres tanto en el interior de los países como a nivel internacional. Estas realidades, ya para nadie ajenas, perviven en el presente pero su origen se remonta a un tiempo pasado. Entre todas esas realidades, se encuentra un mal profusamente extendido: el acomodamiento de los individuos, que ha derivado en la merma de participación y la desestructuración de la sociedad civil. La escena social ha sufrido modificaciones con la aparición y el uso general de las nuevas tecnologías de la comunicación, en el nuevo espacio público existe un buen número de identidades potenciales esperando a cobrar forma, el hecho de que todavía no estén desarrolladas ni movilizadas no significa que no necesiten estar representadas. Se ha demostrado que ya no es necesario ser artista para intervenir en la creación del magma de imágenes que nos circunda, como tampoco lo es para activar iniciativas cargadas de creatividad con las que participar en la esfera pública. De igual manera, un artista no deja de serlo cuando se interesa por el trasfondo de los asuntos de índole social y rebaja deliberadamente su atención a la mera construcción de objetos e iconos estéticos. Existe una creatividad potencialmente perturbadora, para el sistema convencional –cada vez más alejado de la nueva realidad que está conformándose, cuando se ponen en contacto intereses de distinto orden y se canalizan por medio de estrategias artísticas combinadas con la tecnología del momento.