Hace unos meses, echábamos nuestra particular carta a los Reyes, en aquella ocasión dirigida al nuevo ministro de Cultura, Ernest Urtasun. Le pedimos un reconocimiento a la riqueza y diversidad del actual ecosistema cultural y artístico, garantizando la autonomía del sector y la libertad de expresión de los creadores, motores principales de la producción cultural y artística, así como el derecho de todos los públicos a escoger entre la amplia y diversa variedad de propuestas. Le pedimos activar proyectos muy avanzados que deberían ponerse en marcha de forma inmediata. Desempolvar la “Estrategia para las Artes Visuales” desarrollada por el Gobierno de España, consensuada por todo el sector y que nunca se llegó a implementar. También podría poner en marcha el Centro Nacional Público de Producción Artística en Tabacalera, que permitirá liderar el cambio de modelo en el sector, de un modelo especulativo a uno productivo. Revisar el texto del Estatuto del Artista, con apenas incidencia en el sector de las artes visuales, aprobarlo definitivamente y promoverlo en Bruselas como normativa comunitaria. Revisar y consensuar con el sector un nuevo Código Buenas Prácticas…
Pero como petición muy especial para este año 2024, no queremos pasar por alto uno de los temas más urgentes que suelen olvidar nuestros colegas del “sector”. La remuneración adecuada de los artistas visuales es una cuestión de justicia y sostenibilidad en el ámbito cultural.
Las principales reivindicaciones de la comunidad artística en torno a este tema deben apuntar a un cambio estructural en la forma en que se valora y remunera el arte visual, buscando un ecosistema cultural donde la creación artística sea sostenible y respetada económicamente.
Incluyendo:
Reconocimiento del Valor del Arte: El arte visual contribuye significativamente al patrimonio cultural y social. Por tanto, se debe reconocer este valor con una remuneración justa que permita a los artistas vivir de su trabajo.
Tarifas Vinculantes en Financiación Pública: Las instituciones que reciban fondos públicos deben comprometerse a pagar tarifas de exposición justas y vinculantes, asegurando que los artistas reciban una compensación acorde con el valor y el impacto de su trabajo.
Ajustes de Presupuestos para Exposiciones: Los presupuestos para espacios artísticos, especialmente aquellos financiados con fondos públicos, deben ajustarse para garantizar que los honorarios de las exposiciones estén financieramente asegurados.
Transparencia y equidad en las tarifas: Se requiere transparencia en la determinación de las tarifas de exposición, y estas deben ser equitativas, reflejando la experiencia, el reconocimiento y la calidad del trabajo del artista.
Sostenibilidad económica: Los artistas visuales deben poder mantener una carrera sostenible a largo plazo, lo que solo es posible con una estructura de remuneración que cubra gastos de vida, producción artística y el desarrollo profesional continuo.
Contratos Estándar y Profesionales: La profesionalización del sector pasa por el uso de contratos estándar que detallen claramente las expectativas, derechos y deberes de todas las partes involucradas, incluyendo la remuneración.
Inclusión en la Ley de Derechos de Autor: Debe haber una cláusula específica en la legislación de derechos de autor que reconozca y garantice el derecho de los artistas a recibir remuneración por la exposición de sus obras.
Educación y Concienciación: La educación de los artistas sobre sus derechos y la concienciación del mercado, el público y las instituciones sobre la importancia de la remuneración justa son vitales para cambiar las prácticas del sector.
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