Proyecto Tabacalera: Hacia un Centro Nacional Público de Producción Artística

En medio de la fragilidad que el sector artístico experimentó durante la crisis del Covid-19, la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte de España, liderada por María Dolores Jiménez-Blanco, inició un proyecto ambicioso. Se trata de la futura Tabacalera, un espacio que aspira a ser el núcleo de la producción y residencia artística en Madrid, y un pilar importante en una red de centros de producción a nivel nacional e internacional.

La Tabacalera se plantea como un espacio multifacético para artistas, ofreciendo áreas para residencia, producción, investigación, exposición e intercambio. Su objetivo es proporcionar a los artistas el espacio, el tiempo y los recursos necesarios para experimentar y desarrollar nuevos proyectos, y para compartirlos con otros artistas e investigadores. Con un programa de actividades públicas, talleres, exposiciones y charlas, busca convertirse en un punto de encuentro para artistas, entusiastas del arte y el público en general, en un ambiente creativo y en constante evolución.

Actualmente, el proyecto de la Tabacalera se encuentra estancado, lo cual es inaceptable. La reactivación de este proyecto es especialmente relevante ahora que se está formando un nuevo Gobierno en España. Es crucial considerar la larga demanda de una red de centros de producción artística, empezando por la puesta en marcha del Centro Nacional de Producción Artística en la Tabacalera de Madrid. Este proyecto no es solo una idea en papel; representa una visión y un compromiso político y de Gobierno con la cultura y la comunidad artística. En un momento en que el sector artístico necesita revitalización, la Tabacalera podría ser el catalizador que hemos estado esperando los artistas.

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En España, las administraciones públicas han invertido de manera desproporcionada en infraestructuras de exhibición, en detrimento del desarrollo de políticas para la producción artística, la investigación y la promoción del sector. Esta política cultural se ha centrado más en el espectáculo del arte que en su valor intrínseco. Desde la creación de los primeros centros culturales y museos por el primer gobierno socialista de Felipe González, la proliferación de estas infraestructuras ha sido constante en todo el territorio español. Durante décadas, la política cultural en este país, tanto a nivel estatal como autonómico, se ha centrado en la creación de infraestructura para la exhibición artística. Este enfoque reductivo ha equiparado la cultura con el equipamiento, una estrategia que se ha inclinado cada vez más hacia la atracción de turismo, la revalorización inmobiliaria de áreas de interés y la generación de empleo.

El proyecto de residencia artística en la Tabacalera es importante para la comunidad artística por varias razones:

Apoyo a la producción artística: El proyecto de residencia proporciona a los artistas los recursos, el espacio y el tiempo necesarios para concentrarse en su práctica artística. Ofrece un entorno de apoyo y excelencia donde los artistas pueden experimentar, crear nuevas obras y desarrollar sus habilidades artísticas.

Colaboración e intercambio: El programa de residencia fomenta la colaboración y el intercambio entre artistas. Reúne a artistas de diferentes orígenes y disciplinas, fomentando una comunidad artística vibrante, diversa, transversal y global. Esta interacción puede llevar al intercambio de ideas, conocimientos y técnicas artísticas, enriqueciendo el proceso creativo de todos los participantes.

Desarrollo profesional: El proyecto de residencia ofrece oportunidades para que los artistas avancen en su desarrollo profesional. A través de la propia convivencia e intercambio, talleres, seminarios o programas de asesoramiento por parte de profesionales experimentados en el campo, los artistas pueden mejorar sus habilidades, aprender sobre nuevas tendencias y obtener valiosas perspectivas que les ayuden a crecer en su carrera artística.

Visibilidad y networking: El programa de residencia no solo ofrece una plataforma para que los artistas exhiban su trabajo, sino que también actúa como un catalizador para la creación de redes de contacto tanto a nivel nacional como internacional. A través de exposiciones públicas, presentaciones y estudios abiertos, los artistas tienen la oportunidad de ganar visibilidad y establecer conexiones significativas con curadores, profesionales del arte y otros colaboradores potenciales. Este enfoque globalizado no solo amplía el alcance del artista, sino que también abre puertas a futuras oportunidades que trascienden fronteras, como exposiciones internacionales, encargos y colaboraciones interdisciplinarias. La dimensión pública del programa actúa como un trampolín para futuras iniciativas, posicionando a los artistas en una red artística más amplia y diversa que puede llevar a colaboraciones y proyectos a escala global.

Participación comunitaria: El proyecto de residencia tiene como objetivo involucrar a la comunidad local y crear un diálogo entre los artistas, otras entidades comunitarias y el público. A través de eventos públicos, talleres y programas educativos, el programa de residencia busca involucrar a la comunidad en el proceso artístico, fomentando un sentido de pertenencia y conexión con la escena cultural y social local.

Centro Nacional Público de Producción Artística Tabacalera

En general, el proyecto de residencia artística en la Tabacalera ofrecería un ambiente propicio para el desarrollo artístico, la colaboración y la interacción con una comunidad artística más amplia. El modelo ya ha demostrado su eficacia, como se ve en el éxito de infraestructuras como la Academia de España en Roma. Esta última ha sido un semillero de talento y un puente cultural desde su creación en 1873. La Tabacalera tiene el potencial de convertirse en un faro cultural análogo y complementario. Imaginemos una colaboración entre la Tabacalera y la Academia de España en Roma; no solo fortalecería el sector artístico, sino que también crearía una red de diplomacia cultural con un impacto significativo. Esta sinergia no solo fortalecería las instituciones involucradas, sino que también potenciaría una red ya existente de centros artísticos y culturales, públicos y privados, convirtiéndola en un motor dinámico que fortalece toda la red.

Crisis del modelo tradicional: Museos y centros de arte en el punto de mira

Durante décadas, los museos y centros de arte han sido las instituciones predominantes en el paisaje cultural. Sin embargo, este modelo está mostrando signos de agotamiento y, en algunos casos, de colapso inminente. La razón principal es estructural: estos espacios han destinado una cantidad desproporcionada de sus recursos a mantener una infraestructura física cada vez más costosa, incentivando la cultura de los lugares comunes, el espectáculo internacional y de tendencia en detrimento del fomento de nuevas creaciones, desarrollo de procesos culturales de continuidad y apoyo a la producción artística arriesgada.

La infraestructura devora modelos de creatividad

El costo de mantener edificios monumentales, con sus correspondientes gastos en seguridad, climatización y personal, puede llegar a consumir la mayor parte del presupuesto de un museo o centro de arte. Este enfoque centrado en la infraestructura a menudo deja poco margen para invertir en nuevas producciones, talentos emergentes o programas educativos y comunitarios. En resumen, el edificio se convierte más en un fin que en un medio para alcanzar objetivos culturales y artísticos más amplios.

Desconexión con las dinámicas artísticas actuales

El modelo tradicional de museos y centros de arte a menudo está desconectado de las dinámicas de desarrollo artístico y creación contemporáneos. En un mundo cada vez más digital y en red, donde la colaboración y la interdisciplinariedad son clave, estos espacios pueden parecer anacrónicos. Su enfoque excesivamente centrado en la exhibición y el espectáculo puntual, aunque valioso, no responde a las necesidades de los artistas contemporáneos que trabajan en medios y formatos diversos y en constante evolución.

Desaprovechada riqueza comunitaria: El talento artístico en segundo plano

Una de las debilidades más evidentes del enfoque tradicional de museos y centros de arte radica en su falta de habilidad para canalizar el talento, la experiencia y la sabiduría de la comunidad artística hacia el bien común. Este sistema, que ha evolucionado para dar prioridad a la labor curatorial y a exposiciones focalizadas o retrospectivas, ha generado un ambiente donde los artistas se sienten a menudo relegados o infrautilizados.

El énfasis excesivo en la curaduría, si bien puede arrojar luz sobre obras o movimientos artísticos específicos, también restringe las posibilidades de colaboración creativa. En este modelo, los artistas son más bien objetos de exhibición que participantes activos en la creación y la educación artística. Su papel queda reducido a intervenciones esporádicas, como serían una exposición, una charla, o un taller, en lugar de formar parte de una estrategia cultural más inclusiva y colaborativa formando parte del entramado institucional del arte. Al mismo tiempo, este enfoque eleva y destaca la figura del curador, quien ha pasado de ser un mero organizador de obras y un mediador cultural a un influyente creador de tendencias. Algunos ‘curadores estrella’ han llegado incluso a eclipsar a los artistas con los que colaboran, adquiriendo un nivel de visibilidad que desequilibra el ecosistema artístico

Desperdicio de capital social y creativo

Esta falta de integración no solo es un desperdicio del capital social y creativo de los artistas, sino que también representa una oportunidad perdida para la sociedad en general. Los artistas, con su capacidad para abordar cuestiones complejas de formas nuevas y provocadoras, podrían ofrecer mucho más que simples objetos de exposición. Podrían ser facilitadores de diálogos sociales, innovadores en educación y colaboradores en proyectos comunitarios.

Necesidad de un nuevo modelo: Más allá de la exposición

A diferencia del modelo tradicional, un enfoque como el de la Tabacalera, que se centra en la residencia y la producción artística, ofrece un espacio más abierto y colaborativo. Al poner el énfasis en el proceso creativo más que en el producto final, este tipo de espacio permite a los artistas aplicar su experiencia y conocimientos de manera más directa y efectiva. No son solo creadores de obras de arte, sino también participantes activos en una comunidad y un contexto social más amplio.

Tabacalera: Un modelo adaptativo y sostenible

Contrariamente al modelo tradicional, el enfoque de residencias artísticas de la Tabacalera representa una alternativa más sostenible y adaptativa. Al combinar espacios de producción, áreas comunes y viviendas, la Tabacalera crea un ecosistema que funciona tanto como un espacio de trabajo como una comunidad. Este enfoque permite una asignación más eficiente de recursos, ya que los mismos espacios se utilizan para múltiples funciones: creación, exposición, interacción comunitaria y vida diaria.

Fomento de la creación sobre la conservación

Lo más importante es que el modelo de la Tabacalera pone el énfasis en el proceso de creación artística. A diferencia de los museos, que son fundamentalmente espacios de conservación, la Tabacalera es un espacio de producción. Esto no solo beneficia a los artistas residentes, sino que también enriquece la cultura local y nacional al fomentar nuevas obras y discursos artísticos diversos de cuya evolución se puede participar o seguir muy de cerca.

Hacia un nuevo paradigma, replanteando el rol del artista en la sociedad

La crisis actual del modelo de museos y centros de arte no es simplemente una cuestión de falta de fondos; es una crisis de relevancia y adaptabilidad. La Tabacalera, con su enfoque en la flexibilidad, la comunidad y la creación, ofrece un modelo más sostenible y adaptativo que podría señalar el camino a seguir para el sector cultural en general. Es hora de que los museos y centros de arte reconsideren su enfoque y busquen formas de incorporar más plenamente a los artistas en su misión. Al hacerlo, no solo enriquecerán su propia oferta cultural, sino que también contribuirán a un tejido social más rico y diverso.

La importancia de un Centro Nacional de Producción Artística Público

La creación de un Centro Nacional de Producción Artística en el edificio de la Tabacalera en Madrid no es solo un hito para la comunidad artística; es también un imperativo social, político y cultural. La clave de su potencial radica en su carácter público. Al ser una institución financiada y gestionada por el Estado, este centro tendría la capacidad de democratizar el acceso a los recursos artísticos y culturales. Esto es especialmente crucial en un momento en que el sector enfrenta desafíos significativos.

Un centro público garantiza que los artistas de todos los estilos y tendencias, estratos sociales y económicos tengan la oportunidad de acceder a espacios de trabajo, recursos y una red de profesionales del sector. Esto no solo enriquece el panorama artístico, sino que también fomenta la diversidad y la inclusión, elementos esenciales para cualquier sociedad democrática.

Además, un centro de este tipo podría actuar como un faro de innovación y creatividad. Su enfoque no estaría impulsado por el afán de lucro, ni por la cultura del espectáculo y la industria cultural, sino por el deseo de enriquecer el tejido cultural y social del país. Podría ofrecer programas educativos, talleres y exposiciones que beneficien a la comunidad en general, no solo a una élite cultural.

En un momento en que el mundo del arte está en plena transformación, necesitamos instituciones que puedan transformarse con él. La Tabacalera, en este sentido, no es solo una respuesta a una crisis, sino una visión de lo que podría ser el futuro del arte en nuestro contexto. Un Centro Nacional de Producción Artística Público no sería simplemente un espacio para la creación de arte, sino un ecosistema en el que el arte y la comunidad puedan interactuar de manera significativa. Sería un motor de cambio social y cultural, y un testimonio del compromiso del Estado con el fomento de la cultura y las artes.

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